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EL ORIGEN DEL MATRIMONIO SEGÚN LAS ESCRITURAS Por Raúl Armando De La O 

En síntesis  

Cuando Dios estableció a la primera pareja humana con capacidad de reproducirse a sí misma, dio origen al matrimonio y este fue la base de la familia. El matrimonio tiene el gran propósito de ser una ilustración de la relación íntima que Dios desea tener con el hombre; y a la vez, permitir a cada uno de sus miembros, la oportunidad de desarrollarse y bendecirse mutuamente como “ayuda idónea el uno para el otro” en la vida.  

El matrimonio se fundamenta en un pacto de compañerismo y este proporciona tanto al hombre como a la mujer el marco adecuado, santo y justo para la expresión plena de su sexualidad como don de Dios. Luego entonces, si el matrimonio y por lo tanto, la familia nacieron en el corazón de Dios, ambos cuentan con una fuente de poder para alcanzar los propósitos que Él ha establecido, aprobado y bendecido.  

Conceptos fundamentales  

La familia tiene su origen en Dios. Así lo encontramos revelado en su Palabra: “No es bueno que el hombre esté sólo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18). En este texto se establece claramente que la familia no es un mero producto de las relaciones humanas; desde el principio, ésta es parte del diseño original de Dios para el hombre.  

 La familia humana proviene de la primera pareja cuya unión fue provocada por el mismo Dios, es decir, la trinidad se involucró activamente en su creación, fue iniciativa del Altísimo “…hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:22). Dios es el que propicia la unión matrimonial y con ésta comienza la familia en la tierra.  

Dios creó a la primer familia en términos de varón y hembra: “Y creó Dios al hombre a su imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. (Génesis 1:27).  

Esta unión tiene el gran propósito de ser una ilustración de la relación íntima que Dios desea tener con el hombre. En el Antiguo Testamento podemos observar que el creador se revela como el esposo de Israel (Jeremías 3:14) y en el Nuevo Testamento Jesús se muestra como el esposo de la Iglesia (Efesios 5:31-32).  

Es decir la verdadera familia cristiana es una predicación viva del amor entrañable de Dios hacia nosotros en Cristo Jesús, es por esto, que la genuina vida cristiana no se puede reducir a meros actos religiosos, pues ésta es el reflejo de una relación íntima. Desde esta perspectiva nuestras familias pueden llegar a ser una gran metáfora (figura) de lo que Cristo quiere para el hombre.   

Otro propósito que está presente en el origen de la familia es que el hombre y la mujer sean ayuda idónea el uno para el otro en la vida “…le hare ayuda idónea”. (Génesis 2:18). En términos bíblicos, ser ayuda idónea el uno para el otro, tiene que ver con lo que somos en el interior. La idoneidad se fundamenta en los valores que sustentamos: fidelidad, humildad, sujeción mutua (que es compañerismo) y amor. Es decir, somos idóneos en la medida que manifestamos en nuestras vidas el carácter de Cristo, y esto nos permite fomentar el desarrollo de la potencialidad del otro (Gálatas 5:22-25).  

La familia surge en el contexto de pacto matrimonial: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24).  

Este pacto, pacto de compañerismo, también proporciona al hombre y a la mujer el marco adecuado, santo y justo para la expresión plena de su sexualidad, como don de Dios.  

La sexualidad a la luz de las Escrituras es muchos más que un simple acto físico, reducir nuestra sexualidad a una necesidad instintiva es tratarnos como objetos. La sexualidad humana es la entrega de toda nuestra personalidad y fue diseñada por Dios para afectar nuestro ser integralmente: “…Honroso en todo sea el matrimonio y el lecho sin mancilla;…” (Hebreos 13:4).  

El matrimonio no es un mero contrato civil, es un pacto. Las diferencias entre un contrato y un pacto son:  

  • Su fundamento: desconfianza-confianza. 
  • El establecimiento de responsabilidad: limitada-incondicional 
  • Su permanencia: se disuelve por acuerdo mutuo-enlaza de por vida. 

Es en ese contexto de este pacto donde el hombre expresa su grandeza como ser humano con capacidad de decisión. La familia cuenta con una fuente de poder en la aprobación de Dios: “Y los bendijo Dios,…” (Génesis 1:28).  

La bendición en los términos de este texto, escrito originalmente en hebreo, significa la presencia de Dios en la vida del hombre en el contexto familiar. Por lo tanto podemos decir que Dios promete caminar con nosotros, como lo expresa el salmista “Dios hace habitar en familia” (Salmo 68:6).  

 Así mismo, este núcleo nos habilita con poder para enfrentar la vida:  

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante… Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. (Eclesiastés 4:9-10, 12).  

En el mandato de Dios a la primera pareja se establece que la familia debe ejercer autoridad como mayordomos suyos y administrar todos los recursos que Dios le ha dado: “…sojuzgadla y señoread…” (Génesis 1:28). Además se le pide engendrar vidas y prolongar así la existencia a través de sus descendencia: “…fructificad y multiplicaos:… (Génesis 1:28).  

Autor: Raúl Armando De La O. Máster en Psicopatología y Salud, Biólogo. Licenciado en Educación Teológica. Director General del Centre Pedagògic per a la Integració Familiar A. C.

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Gabriel Gallardo Escobedo
Gabriel Gallardo Escobedo
4 years ago

Gracias Raúl es una bendición leer siempre tus reflexiones y exposiciones de la Palabra divina.

Valente zamudio
Valente zamudio
4 years ago

Exelente abrió mis fromteras y bueno tengo una mejor visión de el matrimonio

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