El cuidado de las familias de una forma integral esta ausente en la mayoría de las iglesias locales cristianas contemporáneas. El objeto principal de este texto es tratarde concienciar sobre la urgencia de articular una pastoral hacia las familias cristianas.

Es un hecho que la familia ha sufrido, quizá como ninguna otra institución, la acometida de las trasformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. La familia es un lugar donde el hombre se hace pleno, donde asume su valor como ser humano. Dicho en sencillas palabras, la familia es un hombre, una mujer y su descendencia; es el entorno vital donde nace, crece y muere la persona, y su esencia consiste en una profunda e interna unidad. La iglesia tiene un papel estratégico en la restauración de las familias en el plan de Dios revelado en las Escrituras.

Ese papel estratégico fue llamado en la antigüedad como la pastoral de la iglesia. Es un ministerio amplio e inclusivo de sanación y crecimiento mutuo dentro de una congregación y su comunidad a lo largo del ciclo de vida. Sin embargo, esta práctica esta abandonada actualmente en muchas comunidades cristianas.

Desde mi punto de vista, la pastoral “es una acción que pretende el cuidado ejercido sobre una necesidad concreta en el nombre de Dios con sentido de vida eterna”. En otras palabras, es dar respuestas bíblicas a los desafíos a la diversidad de la familia actual.

La realidad de la situación de la familia actual resulta algo compleja. La cultura individualista, pragmáticay hedonista están trasformando radicalmente la familia. También, la organización social y laboral son factores culturales que ponen en riesgo las familias permanentes, integradas y saludables. Las familias de hoy son mas bien islas en el inmenso mar de las sociedades, que continentes unidas para la vida.

Entre los desafíos más relevantes, que enfrenta la familia en la actualidad, están los problemas de comunicación; la incapacidad de una buena comunicación por la falta de diálogo entre las parejas o entre padres e hijos. Es tarea de la pastoral familiar revertir esta situación. La pastoral como una práctica planeada, para crear espacios dentro de las familias con el fin de que lo dediquen al diálogo constructivo. Así se genera dentro de los sistemas familiares un proceso de integración y una dinámica saludable.

Sin embargo, la practica de un pastoral esta ausente en la actualidad. La mayoría de las iglesias locales esta centradas en eventos y cultos públicos sin un propósito bien definido para el bienestar a las familias. Dicho de otra manera, no se articula de forma sistemática el acompañamiento pastoral en cada etapa de desarrollo familiar. Lo único que se enfatiza desde los púlpitos son ideas teológicas del matrimonio y de la familia de forma abstracta sin un trabajo serio de contextualización.

Por lo tanto, la predicación, en su mayoría temática, se limita a un mensaje impertinente a sus situaciones concretas de la vida actual. El énfasis está solo en lo doctrinal y moral, reduciendo el evangelio aun acto hablado. El evangelio es más que un acto hablado, es una vivencia comunitaria que trasforma la vida patológica, en una vida saludable.

En cuanto a los desafíos a los que se enfrentan las familias en la actualidad que tienen necesidad de acciones pastorales, son muchos. Aquí solo podemos referirnos a algunos de ellos, que son más comunes. Para empezar, en las últimas décadas, en la familia se haagudizado el desafío del divorcio. El divorcio es un tema bastante serio. Y si el matrimonio constituye una de las más sublimes formas de las relaciones humanas, el divorcio (tiene que ser) es una de las más tristes manifestaciones de fracaso y de pecado en dichas relaciones. Se trata de un problema complejo que exige evitar posturas rígidas o extremas. El tema del divorcio es uno de los aspectos más controvertidos en la vida de iglesia.  No hay duda, que el divorcio hace que la familia sufra mucho. Los hijos se quedan sin el amor y cariño de sus padres, ese daño lo resentirán toda la vida, sin un proceso de acompañamiento pastoral.

Además,del desafío de divorcio, la falta de un sano desarrollo de la vida sexual en el matrimonio, unido al incremento de la adición sexual insana de la sociedad actual, es uno de los mayores desafíos que enfrentan las familias cristianas. Ya no nos sorprendemos cuando oímos hablar sobre la tremenda crisis moral y espiritual que atraviesan las familias en nuestra sociedad moderna. La mitad de los matrimonios en todo el mundo están terminando en divorcio, y solo una de cada seis parejas son estables en su matrimonio. Sin duda, una de las causas de la desintegración de la familia es la insatisfacción sexual en los matrimonios por una falta de una educación cristiana. Este último aspecto es esencial en el desarrollo saludable del matrimonio y de la familia.

Un hecho de que la pastoral es una práctica abandonada es la ausencia de una educación cristiana planeada y sistematizada en muchas iglesias que están centradas únicamente en el culto público. El liderazgo de estas iglesias ha reducido sus ministerios a ser solo administradores de cultos y eventos eclesiásticos.

Desde mi punto de vista, un pastoral pertinente para familia se genera con una educación cristiana sistematizada en la iglesia local. La educación cristiana debe llevar al nacimiento, la nutrición y la reproducción de la vida espiritual en el creyente; no es la formación del hombre natural. Siempre que, este centrada en la persona de Cristo (Colosenses 2:3, 8). Se debe basar en la Palabra de Dios y ser guiada por el Espíritu Santo para entender “lo profundo” (1 Corintios 2:9-15). Sin duda, la educación es motivada por amor (2 Corintios 5:14; Juan 21:15-17) y enfocada en el individuo. Recordemos, que laeducación de Jesús es integral, como narran los evangelios. Él creció en lo físico, en lo mental, en lo social y en lo espiritual (Lucas 2:52) y, por último, toda educación cristiana debe estar relacionada con la vida diaria (contextualización).

Además, las familias enfrentan el deterioro de sus economías en todas las clases sociales, pero principalmente en las clases populares. Esto ha tenido un efecto sintomático, ya que no solo ha afectado en la economía, sino que ha contribuido en la desintegración familiar. La falta de medios económicos genera dinámicas patológicas en los sistemas familiares. Una de las más dramáticas consecuencias del incremento de esta problemática es la violencia. A consecuencia de la violencia, hijos y padre son dañados en su integridad personal con grandes secuelas físicas y psicológicas.

Otro gran desafío, es la ausenciade los padres, principalmente de la figura paterna. La ausencia de los padres es una tragediaque tiene consecuencias en la dinámica emocional de los sistemas familiares. Esto último es de suma importancia, porque el ministerio de la iglesia se enfrenta al reto de ministrar a una generación de niños y jóvenes con graves desajustes emocionales, producto de la ausencia de formación por parte de los padres, que les incapacita para la vida.

El aumento de infantes–adolescentes que han sido obligadospor un proceso de abandono y maltrato a vivir en las calles. Ellos se caracterizan por depender, totalmente, de la calle para su supervivencia. En consecuencia, es apremiante que la iglesia reoriente su ministerio para centrarlo en las necesidades de la familia que vive en un estado de pobreza.

Ni que decir del incremento de la violencia intrafamiliar. Un gran número de persona experimentan actos de poder recurrente, intencional y cíclico, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier miembro de la familia dentro o fuera del domicilio familiar. En el seno de la iglesia, muchos individuos sufren violencia tanto física como psicológica. Este desafío rebasa, muchas veces, las capacidades ministeriales. Porque en la mayoría de ocasiones, aduras penas, los ministros solo han cursado cursos introductorios en consejería pastoral, en caso de que tengan formación en institutos denominaciones o seminarios teológicos.

En consecuencia, hay una carencia de protocolos de protección para víctimas de violencia doméstica. Por el contrario, muchas veces malas predicaciones que transmiten dogmas legalistas, favorecen las agresiones domésticas. Son iglesias locales de carácter androcéntrico que legitiman que el varón ejerza actos violentos contra la esposa e hijos.

De modo que, es urgente regresar a una práctica pastoral familiar en nuestro contexto misional. Lo pastoral es, sin duda alguna, la estrategia que delegó Jesucristo a sus discípulos para el bienestar integral de los creyentes. En cuanto a esta estrategia, la acción es de todos los creyentes en una iglesia local, no solo de los ministerios oficiales. La pastoral familiar guía a los miembros de una familia a un nuevo estilo de vida según Jesucristo, a través de la confrontación de la realidad de la dinámica domestica con la Palabra de Dios (dialogo entre la Palabra y el contexto).

Acerca de esta práctica, es importante saber que proviene de las primeras comunidades de fe en el primer siglo de nuestra era. Se puede ver en las cartas de autores del Nuevo Testamento las acciones que los creyentes hacen a favor de la vida comunitaria. Toda acción que edifique es pastoral, la cual, debe estar motivada por el amor que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones según la Epístola de Pablo a los Romanos 3:15; con el fin de alcanzar los propósitos revelados en Efesios 4: 11-13 “…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo…” La perfección, que es un concepto teológico, tiene que ver con la madurez de los creyentes, donde los vínculos entre ellos son saludables.

Así pues, Pablo enseña como crear vínculos bíblicos que promuevan el bienestar de las familias cristianas. Para el apóstol la iglesia es la gente vinculada y no un lugar, un edificio, un evento… El modo en que las personas establecemos las relaciones o interacciones sociales tiene que ver con el vínculo y el apego. Entendemos por vínculo la unión o “conexión” de una persona con otra. La capacidad de establecer relaciones emocionales, lazos afectivos, con los otros. El vínculo produce sosiego, consuelo, fortaleza, seguridad y gozo.  La pérdida o amenaza de pérdida de un vínculo evoca una intensa angustia, generando una dinámica enfermiza entre los miembros y familias de una iglesia local.

En otras palabras, la esencia de la vida cristiana son los vínculos; tanto verticales como horizontales. Vínculos con Dios y entre los que creen.  Baste, como muestra, el uso de la expresión «unos a otros» en las Epístolas Paulinas. Esta significativa expresión aparece por lo menos sesenta  veces. Con ella Pablo, sugiere la forma en que Dios quiere que los creyentes se vinculen. Gramaticalmente “unos a otros” indica, en una oración, que los sujetos de la acción intercambian la acción de un verbo.

Ejemplos: Lavaos los pies, amaos, prefiriéndoos, recibíos, se preocupen, sobre llevad, sed benignos, someteos, considerémonos, confesaos, hospedaos, minístrelo, no nos juzguemos, no os neguéis, no os consumáis, no nos hagamos vanagloriosos, irritándonos, no mintáis, hermanos, no murmuréis, no os quejéis… entre otras acciones.  Si practicáramosestas acciones los “unos a los otros” en la vivencia comunitaria, tendríacomo consecuencia una mejor calidad de vida familiar. La vivencia que propone Pablo rompe la estructura individualista enfermiza; se crean comunidades sanas; se crecen en inteligencia emocional, entre muchas consecuencias mas.

Por otra parte, en la pastoral se ve al individuo y la familia en términos de proceso, no de patología. Esta visión de la pastoral, debe tener  como fin contribuir a la mejora de la calidad de vida y fomentar el desarrollo e integración de los individuos, familias y colectivos que así lo demanden, o estén en crisis y/o en riesgo de exclusión por razones físicas, sociales, económicas o culturales, atendiéndolos sin distinción de raza, sexo, edad, capacidad o discapacidad, mediante actividades que se desarrollarán en las áreas de lo social, la salud, la educación, la cooperación para el desarrollo, la cultura y el fomento de la economía social.

Sin duda los problemas de la vida familiar son grandes desafíos, el liderazgo debe tener un papel vital y trascendente para dar respuesta a la gran diversidad de problemática que el hombre presenta dentro del contexto familiar. La influencia del liderazgo debe generar la movilización de todos los miembros de una iglesia local para la articulación de acciones que construyan la pastoral. Generalmente, en los Evangelios se usa la metáfora del pastor aplicada a Jesús, no a los discípulos (Mateo 26:31; Lucas 15:3-7; Juan 10:11). A los discípulos se les describe generalmente como ovejas, no como pastores. Sin embargo, en Juan 21, después de la resurrección, Jesús pide a uno de sus discípulos explícitamente que haga el trabajo de pastoral. En este pasaje, se usa por el escritor el sustantivo poimen (poimhn),  pastor. Esta petición de Jesús a su discípulo, la hizo después de la milagrosa pesca y del desayuno juntos en la playa, Jesús le pregunta a Pedro, la primera de tres penetrantes preguntas que corresponden a las tres veces que Pedro le negó: “¿Simón hijo de Jonás, verdaderamente me amas mas que estos?” Cuando Pedro responde: “Si, Señor, tu sabes que te amo…” Jesús responde: “Alimenta (boske) mis ovejas” (v. 15).

La segunda vez que Jesús hace la pregunta, Pedro afirma su amor y Jesús responde con un mandamiento: “Cuida (poimaine) a mis ovejas (taprobatamou)” (v. 16). Entonces viene la tercera pregunta de Jesús, la repetida declaración de amor de Pedro y la tercera demanda de Jesús: “Alimenta mis ovejas ” (v. 17).

Tres veces Jesús le pide a Pedro que haga el trabajo de un pastor. El escritor sagrado usa la palabra mas común para atender al rebaño, en medio de la palabra más específica para alimentar (boske) y pastorear (poimaine). El empieza por referirse a aquellos que son mas jóvenes, ovejas más tiernas, aquellas que necesitan de mas cuidados, los corderos; pero Jesús también exhorta a Pedro a cuidar de todo el rebaño. La obediencia de Pedro de tomar el trabajo pastoral será la evidencia de su amor genuino por Jesús.

Hay que notar, que Jesús se refiere las tres veces a “mis corderos”, “mis ovejas”. El rebaño pertenece a Jesús, no a Pedro. El discípulo, aún como pastor, sigue siendo un siervo, a cargo de la propiedad de alguien superior.

Esto último, me permite concluir que pastoral para Jesús es amar.

Autor:  Raúl Armando De La O

• Licenciado en Ciencias Biológicas con especialidad en Ecología Terrestre por Universidad Veracruzana.  
• Licenciatura en Educación Teológica por Seminario Anna Sanders. 
• Doctor of Ministry en Consejería Cristiana por Doxa Internacional University.  
• Máster Psicopatología y Salud por la UNED. 
• Especialista en Intervención Psicoterapéutica por la UDED. 
• Fundador del “Programa Niños de la Calle” en la Ciudad de México.   
• Pastor fundador de la Iglesia “Dios integrando a la Familia” en el Municipio de Ecatepec Estado de México. 
• Fundo el ministerio de “Centro Pedagógico Cristiano para la Integración Familiar”, A. C.  en México. 

Director General del Centre Pedagògic per a la Integració Familiar A. C. en Mallorca, España.