Estas son las cosas que puede hacer la consejería y el liderazgo pastoral en las familias congregadas en la iglesia:
a. La consejería puede ayudar a traer salud integral en aquellas áreas de la vida familiar que generan ansiedad, culpa y la falta de integridad humana.
b. La consejería y el cuidado pastoral en la familia facilita el proceso de sanidad y de crecimiento, y puede transformar la vida sus miembros.
c. Puede contribuir a la renovación de la vitalidad espiritual.
d. La consejería es un instrumento de renovación continúa a través de la reconciliación de los miembros de la familia con Dios, consigo mismo y con los otros. Creando relaciones profundas y significativas.
e. Puede contribuir a descubrir dimensiones nuevas de nuestra vida como familia. Además, libera la creatividad que nos hace agentes de cambio.
f. Nos ayuda a combatir la superficialidad interpersonal.
Jesús Camargo en su ensayo[i], ha resumido los cambios positivos que introduce el evangelio en la familia a través del liderazgo de la iglesia, de la siguiente manera:
- Nueva ética del trabajo caracterizada por la honestidad, la dedicación, la puntualidad, la limpieza, etc. Esto da una imagen del buen laborioso trabajador y los capacita mejor en el marcado laboral.
- Nuevas formas de socialización que, a través del evangelio, combinan lo viejo con lo moderno. Esto facilita el paso de la familia rural a la urbana, y aun a los campesinos convertidos le ayuda a su proceso de modernización.
- Nuevas formas de supervivencia para los pobres: apoyo solidario, información de recursos, ensayos de economía informal.
- Nueva cultura caracterizada por la emergencia de valores y conductas más participativas y democráticas con un ejercicio más libre de la vocación personal. Más alto sentido del servicio a los demás con solidaridad e igualdad humana. Mayores espacios de libertad personal, vocacional y espiritual.
- Reducción del consumo de alcohol, tabaco, drogas y delitos. El evangelio impulsa proyectos de rehabilitación de alcohólicos, drogadictos y reos.
- Reducción del machismo patriarcal y recuperación del padre con valores como la responsabilidad, la participación y la fidelidad.
- Nuevas estructuras familiares que extienden las líneas de afecto, apoyo y ayuda por encima de los lazos de sangre.
- Mejoría en el nivel de vida por encima del promedio del grupo de pobres en que se vive.
- Aumento en la escolaridad y en la educación no formal. Se alfabetiza más gente que quiere aprender a leer su Biblia y las mujeres van hasta la universidad, si los recursos y ayudas lo permiten.
- Fortalecimiento del poder de la familia y reducción de la influencia de las grandes corporaciones, el gobierno, la iglesia católica, las empresas, los partidos, los sindicatos, etc.
- Provisión de espacios de desarrollo personal: los diferentes grupos y eventos de la iglesia son oportunidades de liderazgo, organización y vocación más humanos, libres y creativos.
- Impulso a proyectos de servicio, trabajos juveniles a favor de los pobres, los indígenas, los marginados en las calles, los refugiados políticos o de guerra, etcétera. Son instituciones más baratas y eficientes que las gubernamentales.
- Potencialización de las actividades profesionales más diversas que culmina con la creciente participación política de ciertos grupos evangélicos en determinados países.
Bibliografía [i] Camargo, Jesús. «La familia en el contexto latinoamericano», en Boletín Teológico. Tomo 26 No. 55, Fraternidad Teológica Latinoamericana, septiembre 1994, Rene Padilla (ed.), Lima, pp. 214
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Raúl Armando De La O Máster en Psicopatología y Salud, Biólogo. Licenciado en Educación Teológica. Director General del Centre Pedagògic per a la Integració Familiar A. C.